martes, 1 de octubre de 2013

Mandrafina en Tecnópolis


"Siempre el humor fue de crítica a lo establecido, cuando lo establecido estaba representado por el gobierno, pero vivimos una nueva etapa que demuestra cómo se puede seguir siendo opositor o contestarario desde otro lugar", coincidieron los integrantes del equipo de ilustradores de Télam en una charla ofrecida en Tecnópolis.

Convocados bajo la consigna "El símbolo al poder: periodismo e ilustración", los ilustradores Lautaro Ortiz, Diego Parés, Lucas Nine, Domingo Mandrafina y Juan Soto debatieron sobre los desafíos que implica el ejercicio del humor en un medio que representa al Estado y destacaron la visibilidad alcanzada por un género antes replegado a publicaciones de menor alcance.

El espacio de producciones gráficas de Télam nació en diciembre de 2011 con el lanzamiento del suplemento "Historietas nacionales", que bajo la supervisión de Ortiz fusionó a jóvenes y veteranos humoristas gráficos con la idea de ofrecer una forma alternativa de editorialización paralela al servicio informativo tradicional.

"La agencia nacional ha tenido muchos cambios, el último de los cuales implica una nueva visión del periodismo que intenta convertirse en un nuevo periodismo, ya no solamente con los recursos de la pregunta, de la investigación o de la cobertura de la noticia sino con aquello que se escribe formula desde otro lugar, desde el lugar de la mirada, de la ilustración, del dibujo", abrió la charla el moderador, Cristian Alarcón.

"La idea era tomar a la historieta no como simple vehículo para la introducción a la lectura sino respetarla como arte. Buscamos mantener ese espíritu de las viejas revistas de historietas de la continuación semanal y a su vez quisimos que los trabajos reflejaran el momento político y social en el cual estamos, siempre de manera tangencial", explicó Ortiz.

"La idea era tomar a la historieta no como simple vehículo para la introducción a la lectura sino respetarla como arte",
Lautaro Ortiz
La impronta gráfica en el soporte digital de Télam incluye el mencionado suplemento "Historietas nacionales"- que ya va por el número 94-, la ilustración de columnas de opinión y la presentación del segmento "Efemérides", en el que se conmemora con recursos gráficos desde el nacimiento del humorista Diego Capusotto hasta la desaparición de Julio López.

"La ilustración no solamente tiene una función decorativa sino que también tiene cosas para decir y las puede decir desde distintos ángulos o estéticas. En muchos casos, incluso, editorializa mucho más que la nota a la que acompaña", acotó Ortiz.

¿Hay algo de una condición peronista en la ilustración argentina", interpeló Alarcón y la respuesta no tardó en llegar de parte de Lucas Nine, que hasta entonces no había intervenido: "Me parece que a dibujantes como Ricardo Carpani se los vincula con el peronismo porque es el más icónico en ese sentido, pero en realidad viene de un mundo visual e iconográfico muy distinto, asociado a los muralistas mexicanos", aportó.

"Donde sí hay una pata que resiste algún tipo de vinculación ideológica es en una cierta vocación particular por la desmesura, el contraste violento de proporciones, trazos y estéticas -precisó-. Calé en ese sentido es un buen ejemplo, en cuyos dibujos se percibe una dimensión visual del peronismo".

Integrantes del equipo de ilustradores de Télam en Tecnópolis


"El peronismo es siempre un cruce de tensiones y en la ilustración ocurre algo parecido: hay un cruce de líneas que van y vienen. En la vocación desmesurada de los trabajos de mi viejo, Carlos Nine yo veo ciertos rasgos peronistas. Hay allí una lectura ideológica acerca de cómo dibujar algo, una vocación bien entendida de romper un poco las pelotas, de mezclar lo que no se debe mezclar", analizó.

Nine trazó una analogía entre la impronta rupturista de su padre y el surgimiento del movimiento peronista: "En esa intención suya de combinar elementos de la plástica con la gráfica que son dos mundos que en las ortodoxias respectivas no se deben mezclar, en esa vocación de sacar los pies del plato hay algo que se puede relacionar con lo que hizo el peronismo a nivel histórico cuando decidió romper con el modelo de democracia oligárquica respaldada por golpes de estado", opinó.

"Mi trabajo viene más de la gráfica más que de la plástica. Paralelo a eso, siempre seguí trabajando como diseñador -relató Soto-. El laburo como ilustrador consiste en armar una idea que contenga un chiste a partir de una noticia. Suelo recibir la noticia a la tarde y me voy a dormir con una idea armada en la cabeza, que resuelvo gráficamente cuando me levanto".

Más tarde fue el turno de Parés, autor de las tiras "Hay polémica y "Apocalipsis TV", quien hizo foco en el delicado equilibrio de hacer reír sin perder de vista los condicionamientos de un medio articulado con la agenda social del Estado: "No es fácil hacer humor político en Télam", apuntó.

"Estamos laburando desde el Estado haciendo humor, que por definición se burla de la gente y jode con los temas dramáticos o complicados. Siempre estás en un borde muy fino, donde si te pasás estás poniendo en este caso a Télam en un lugar de falta de respeto que no corresponde y si no te pasás, no causa gracia", explicó Parés.

"Desde 1955 en adelante, todo lo que uno recuerda como humor político es opositor: a Illia, a los milicos con la revista Humor... siempre el humor fue de crítica a lo establecido, cuando lo establecido estaba representado por el gobierno -analizó-. En esta nueva etapa se demuestra que el humor puede seguir siendo opositor, contestatario o quilombero desde otro lugar".

El último en ser presentado es paradójicamente uno de los emblemas del humor gráfico en la Argentina: Domingo "Cacho" Mandrafina,  autor de obras como "Cosecha verde" , "Savarese" y "El condenado", esta última con guión de Guillermo Saccomanno, con quien hoy publican en Télam la tira "Leo".

"Hay en `Leo` un peronismo diría elegante, que viene del policial. Hay una marca fuerte que prevalece y que en este caso tiene que ver con el tiempo, con la memoria y con el recuperar", presentó Alarcón.

"Armamos una historia que tiene que ver con el tiempo y con una relación directa de la aventura con la historieta dentro de la aventura. Hay una hipotética búsqueda que tiene que ver con el bombardeo de la Plaza de Mayo en el 55. El punto de partida de esa búsqueda nos lleva a visitar la historia argentina y lo que vemos como sus contradicciones", apuntó Mandrafina.